Esta publicación detalla la quinta sesión de nuestro ciclo de conferencias sobre células madre y medicina regenerativa, titulada "Modo y acción y evidencias clínicas del beneficio de las células madre en la cardiopatía isquémica". La sesión fue dirigida por el Dr. Carlos Alberto Isaza, médico farmacólogo, Dr. honoris causa en ciencias biomédicas, exprofesor de farmacología por 42 años, e investigador senior en Min Ciencias, quien actualmente es el director científico de Regen Core.
El Dr. Isaza abordó la definición de la patología, el modelo patogénico, los mecanismos de acción propuestos de las células madre y, finalmente, la evidencia clínica sobre su seguridad y efectividad en pacientes humanos.
La cardiopatía isquémica se define como un síndrome clínico caracterizado por una suplencia insuficiente de oxígeno y de nutrientes al corazón. La principal causa de esta enfermedad es la aterosclerosis.
La aterosclerosis implica el depósito de lípidos en el espacio subendotelial, formando la placa ateromatosa. Este proceso genera dos componentes principales:
Una vez que ocurre la injuria isquémica (infarto del miocardio), se presentan dos fenómenos inmediatos: la mortalidad de cardiomiocitos por falta de perfusión sanguínea y una intensa respuesta inflamatoria en el área isquémica, con infiltración de células mediadoras como neutrófilos, inmunocitos y macrófagos.
A partir de la segunda semana, se inicia la resolución del problema. Se controla la inflamación y aparecen células reguladoras clave, como los linfocitos T reguladores (TREG), que son vitales en la regulación de la respuesta inflamatoria. Cabe destacar que las células T reguladoras ameritaron el Premio Nobel de Medicina, y las células mesenquimales potencian su actividad.
Desafortunadamente, este proceso regulatorio culmina con el reemplazo de los cardiomiocitos muertos por tejido fibroso (la cicatriz del infarto). Aunque esta cicatriz es una protección estructural que evita la perforación del ventrículo, no representa una recuperación funcional, ya que el tejido fibroso carece de capacidad de contracción y relajación.
Pese al tratamiento oportuno y sostenido (farmacológico y quirúrgico, como la intervención coronaria percutánea o PCI), hasta un 40% de los pacientes que han sufrido un infarto del miocardio no evolucionan favorablemente.
En estos pacientes, la disfunción inflamatoria e inmune persiste, predominan los mecanismos proinflamatorios, y se dispara una liberación masiva de citoquinas (similar a una tormenta de citoquinas local, no sistémica).
Este grupo de pacientes evoluciona irremediablemente hacia la miocardiopatía isquémica, caracterizada por remodelación ventricular y deterioro de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, terminando en falla cardíaca de origen isquémico. El tratamiento médico y quirúrgico actual (protocolos de primera línea) no puede evitar esta evolución en ese 40% de los casos.
Las células madre tienen la capacidad de migrar al órgano dañado y ejercer un efecto terapéutico, con propiedades demostradas en estudios in vitro y modelos animales.
Los mecanismos de acción que confieren beneficios en la cardiopatía isquémica incluyen:
Estas propiedades sugieren que las células madre tienen un rol fundamental en la corrección de cada estadio de la cardiopatía isquémica, desde la angina hasta la falla cardíaca.
La búsqueda de evidencia se centró en ensayos clínicos, meta-análisis y revisiones sistemáticas sobre células madre mesenquimales en humanos (periodo 2010–2024), con más de 1,445 publicaciones encontradas en bases de datos.
Seguridad: La seguridad de la aplicación de células madre mesenquimales está garantizada. No existe ninguna publicación que demuestre que la aplicación de células madre, adicionada al tratamiento convencional, sume efectos indeseables o incremente el daño al paciente.
Eficacia—Estudios Clave:
En resumen, la evidencia clínica, que está en constante crecimiento, apoya la seguridad de las células madre mesenquimales y demuestra que su aplicación puede lograr regeneración celular y vascular, mejorar la función ventricular (fracción de eyección) y reducir el tamaño de la cicatriz en pacientes con cardiopatía isquémica.